Es un producto de la fermentación de almidones y azúcares que proporciona 7 calorías por gramo. Cuando es consumido deprime el sistema nervioso y actúa como anestésico y tranquilizante. En grandes cantidades es tóxico. Es una sustancia adictiva, retarda los tiempos de reacción y deteriora el juicio de las personas. El hígado metaboliza el alcohol, pero su consumo excesivo y continuado puede deteriorarlo. Se puede desarrollar una hepatitis alcohólica y después un hígado graso que se puede convertir en una cirrosis hepática, una condición potencialmente mortal. Es un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de esófago, garganta, laringe, boca y mamas. Deteriora la absorción de nutrientes esenciales ya que puede lesionar el revestimiento del intestino delgado y del estómago donde se realiza la digestión de la mayoría de los alimentos. Disminuye la absorción y almacenamiento de algunas vitaminas específicas. Además, puede deteriorar la función sexual, a pesar de que también puede incrementar el interés por la actividad sexual. El consumo de alcohol durante el embarazo es la causa del síndrome de alcoholismo fetal.